Rupturas, decepciones y nuevos comienzos


Si me encuentro con una decepción, 
cuanto antes lo sepa, más vida tendré para superarla. 
Thomas Jefferson



Feliz martes! Hoy os adelanto el post del viernes y os dejo mi reflexión sobre este tema. 

¡Qué importante es tomar consciencia, perspectiva y distancia de determinadas circunstancias, personas y realidades.

Reconozco que no era esto de lo que venía a hablaros esta semana tal y como tenía planificado en mi agenda. Pero hablando con un amigo este finde sentí la necesidad de comentarle sobre ese momento al que no queremos enfrentarnos aunque hay veces que lo vemos venir. Otras nos pilla de sorpresa y otras, sentimos la necesidad de dejar esa "relación" o situación que nos quita la paz.
Lo está pasando realmente mal. Lógicamente. Quien no lo sienta es porque simplemente, no estaba en paralelo. Y aunque suene muy cruda la realidad, seguramente te haya utilizado. 

Es un hecho que las relaciones (cualquiera que sea el nombre que tengan) son cambiantes. Y cuando hablamos de amor, obviamente, este, puede acabarse. No vamos a entrar en el por qué, o en el cómo.
Sabiendo que esto es natural, aceptar que en un momento determinado podemos pasar a ser esa chispa ilusionante de alguien a una opción más entre las muchas y muchos estímulos que podemos tomar a lo largo de la vida. Duele, pero es una posibilidad. Ya depende de la integridad de cada persona.

Sin embargo (y esto es precisamente de lo que hablaba con él), no es tan lógico que estos cambios sean de la noche a la mañana, ni mucho menos en una relación en la que supuestamente hay respeto y sentimientos de amor. 

Cuando vivimos una ruptura, decepción, desengaño etc, empezamos a estructurar en nuestra cabeza un mapa mental con el fin de conocer cuáles han sido las causas de que esa persona pase de nosotros, nos engañe, nos decepcione etc.

La consecuencia directa de comernos la cabeza con esta historia es muy simple: acabamos montándonos una película increíble. 

Al final, el panorama que tenemos delante es desolador: nos hemos destrozado y quien tenemos o teníamos a nuestro lado lo ha permitido e incluso potenciado. Nos vemos solos/as y culpables.

Pero eso sí, puedes estar por el suelo, que tienes que ver una cosa clara: ahora tienes los ojos abiertos. Toda herida duele. Pero al final, termina curando. Te lo digo por experiencia. Podrá durar más o menos. Podrás regodearte más o menos en ello. Pero pasará. Date tiempo. Y quierete un poquito. 

Un error que cometemos muchas veces es excusar a la persona y sentirnos culpables. "¿Qué le he hecho?, ¡Si yo me he portado muy bien! ¡He estado cuando me ha necesitado! Si le he demostrado lo importante que es. Le he abierto mi corazón y le he contado cosas intimas. Parecía que estaba muy bien a mi lado. Si puedo cambiar...." 

¿Te suena? Claro que sí. Nos ha pasado. Posiblemente haya motivos por los que la otra persona haya decidido alejarse de ti, terminar el contacto, dejar la relación o simplemente mostrarse como la persona que es. Y tú, muy probablemente, en determinadas situaciones, no tengas la culpa. 

Si necesitas llorar, hazlo. Si necesitas compartirlo, hazlo. Si tienes que darte tiempo, hazlo. 

No somos de piedra. Nos duele todo lo que tiene que ver con el corazón, los sentimientos... Somos humanos. 
¿Podemos hacer algo al respecto? Pues ya depende de cada persona. Habrá quien considere que el problema es suyo. Y andará por el mundo entre la decepción y la desilusión.

Pero quería deciros, bajo mi punto de vista y experiencia personal (tal y como le he dicho a él) que la vida hay que respirarla a pleno pulmón. No entiendo la vida si no es así. ¿Qué nos harán daño? Posiblemente. Te harás todas esas preguntas y más. Imaginarás tu vida sin él/ella a su lado, del mismo modo que te habías imaginado cómo sería con él/ella.

Yo prefiero ser una valiente. Y si siento algo, decirlo. Prefiero ir de frente, con la sinceridad. De nada sirve escondernos tras unas gafas de sol, fotos camufladas de espalda y pseudónimos alusivos. El estoy pero que no me vean. Al final, la verdad sale a la luz. En forma de bofetada a mano llena en toda la realidad. O en forma de palabras vomitadas en tu cara. 

¿Te merece la alegría alguien así? ¿Quieres alguien que no sea capaz de llenarse con tu sola presencia y tenga que ir buscando y comparando por si hay algo o alguien mejor? ¿Quieres ser el descarte en lugar de la primera opción? Sinceramente, creo que no. Nadie se lo merece. Ni siquiera quien hace eso.

Respirar. No dejes de hacerlo nunca. Ni cuando pienses que se empeñan en asfixiarte. Ni cuando sientes que te falta el aire porque te han fallado, traicionado o hecho daño. Llora. No duermas un día. O dos. Pero después, sal ahí fuera. La gente mediocre se rodea de gente mediocre. Uno, al final da lo que lleva dentro. Y sinceramente, aunque ahora no lo veas, aunque duela, mereces mucho más que eso.
Nadie se merece las migajas de un amor. Ni una atención a medias o para llenar vacíos.
No dejes nada dentro. Si crees que tienes que escribirle, hazlo. O no le escribas. Si sientes que hay algo que necesitas sacar, queda. En persona mucho mejor si es posible.

Pero toma distancia. Deja que la marea que ronda por tu cabeza se calme un poco. Sé de lo que te hablo. No te precipites.

Haz simple y llanamente lo que te dicte el corazón. Pero un consejo: no te arrastres. Nadie que permita eso merece ni tu amistad. 

Mis mejores deseos hoy y siempre. Sí. Incluso a esos. Como siempre digo: Lo que das, te viene de vuelta.

Feliz semana! 

I.


Os dejo una canción de culto que me ha servido de fondo para escribir este post.

And this I'll say
I don't know why

I know I'm leavin'

But I'll be back another day

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