Pongamos que hablo de Amor


Al contacto del amor,
todo el mundo se vuelve poeta.
Platón.

Pues sí. Quién podría resistirse a hablar del Amor en un día como hoy, en el que parece que el consumismo nos incita a ello, ¿verdad? 

Bueno, pues podría hacer un post muy largo hablando de los tipos de amor, de lo que nos provoca, de lo que esperamos, de las dudas, de la dependencia emocional, de las reacciones químicas en nuestro cerebro... Pero me aburriría hasta yo y no es esa mi intención.

Lo cierto es que como suele pasar en estas fechas, hay personas que desearían celebrarlo con todos esos corazones que nos inundan por las calles, tiendas y publicidad directa e indirecta. Y luego están los que lo hacen casi por obligación. Porque toca. Porque no quieren que se enfade. Porque si no lo hace, ¿no nos quiere? ¿nos quiere pero no sabe demostrarlo? ¿se estará enfriando la relación?
O quienes se engañan. "Yo no necesito celebrarlo, lo hago todos los días". Ojalá cada cual, lo celebre del modo que desee.

Pero hoy también entramos en ese mundo del postureo. Y el postureo... Ay! Casi veo más relaciones en las redes sociales que en la vida real. O más demostraciones externas en busca de aprobación de otros. Tan triste como ver parejas (da igual la edad que tengan) en una cafetería sentada una al lado del otro o enfrente y con el móvil todo el rato. Más besos y abrazos y menos tecnología! Aprovechad y tocad!

Una foto. Otra foto. Esta no me gusta. Sonríe más. No. No tanto. Mírame. 
Otra foto. Que parezca natural. Esta sí. 
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Reconozco que la edad me ha hecho ver las cosas con otra perspectiva. Y la experiencia.

Y sí, sigo siendo una romántica, que si no cree en los príncipes azules (porque a veces destiñen, queridas mías) y hay una amplia gama de colores muy extensa; cree en el Amor en mayúsculas. Con todas las versiones, opciones y posibilidades.

Pero por qué vamos a perder el romanticismo? La chispa? El brillo en los ojos? La sonrisa?

No hay una forma de amar correcta. Pero si muchas formas de amor tóxico. Llenos de dudas, de conflictos, que te impiden crecer, manifestarte como eres. Que no entienden que son dos personas en la relación, donde cada uno tiene su vida y sus puntos en común.

La forma más bonita de amor es saber que somos dos personas libres e independientes que hemos elegido compartir el trayecto de la vida con la meta de ser felices.

Creer en el amor libre, donde dos personas deciden que juntas suman más que por separado. Que creen en un proyecto de vida creado con las bases que entre los dos van construyendo. Y donde la confianza, la sinceridad, el respeto, el cariño y la pasión están presentes.

Pero el Amor no es fácil. No porque hoy se aguante menos. No porque los jóvenes tengan o tengamos otra forma de vivir (por la época que nos ha tocado vivir). No.

Es que ceder, dejar espacio para que la otra persona se realice, entender los tiempos, y enamorarte desde la serenidad y la tranquilidad de esas cosas que la otra persona tiene. Porque no existe la pareja perfecta del mismo modo que no hay personas perfectas. La imperfección nos hace únicos.
Es parte de ese proceso. Y todo requiere de tiempo.

Así que hoy, como siempre, os deseo mucho amor en vuestras vidas: amor propio, a vuestra familia, a la persona que hayáis decidido tener a vuestro lado, a vuestro trabajo, a vuestra mascota, a vuestras imperfecciones, a vuestros miedos, a vuestras metas, a lo que os apasione, a aquello por lo que nadie apuesta... A todo aquello que queráis.

Os dejo mi pequeña aportación para hoy, porque debemos crear aquello en lo que queremos creer.


Él era un sincero: "qué bueno que apareciste".
Ella era una valiente: "gracias por quedarte".
Ellos eran la ilusión de un: "intentemos esta historia".
Y así fue como empezó a florecer la primera frase de su libro.
#Microcuento.

Con amor. Hoy y siempre,
I.


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