El amor, es eso que te hace volar...




“El único modo de lograr lo imposible, 
Es creer que es posible”

Alicia en el País de las Maravillas. 

Feliz domingo!

Tenía ganas de escribir este post desde hacía tiempo, pero esta semana ha sido muy intensa y llevo unos meses en los que apenas he parado lo que me hubiera gustado, lo que hubiera sido deseable, y al final, he aprovechado el calor del domingo, de la música que suena de fondo y de un té calentito para ponerme delante de algo que considero tan fundamental en mi vida, porque no se entiende la Inma que soy si no está unida a las letras.

Haciendo un poco balance del año, en esta época tan bonita, me apetecía hablaros de algo tan importante y personal como es el amor.

Sí. El amor es eso que te hace volar y no lo que te corta las alas. Hoy quería empezar así el post del Blog, porque el tiempo pasa muy muy rápido. Y la vida, a pesar de nosotros pensar que “nos queda mucho”, no espera a nadie. Y esta sigue pasando y al final, lo que importa son los días que has sonreído, los que has vivido. El resto del tiempo, muchas veces, lo único que hacemos es sobrevivir. Y hay que esperar a personas cercanas, o que a nosotras mismas nos pase algo para reaccionar. El ser humano es así, tan incosciente a veces. Nos creemos dueños del tiempo y de lo mucho que nos queda por hacer, de lo que posiblemente, nos quedemos en la mitad.

La otra noche, hablando con un buen amigo, de las pequeñas cosas de la vida: ¿Cómo es posible que en ocasiones nos llene tanto? ¿Cómo es posible que esas cosas inesperadas nos provoquen una enorme sonrisa en el corazón y un vuelco en nuestro racional cerebro?

Hay personas que aparecen en nuestra vida, de repente, cuando no esperas nada, y te abrazan de tal forma que te resucitan. La vida, tal cual, abriéndose paso entre heridas que no sabíamos que teníamos. Y surgen hilos invisibles que nos cosen. Y nos echan al borde del precipicio. Y es ahí donde nos damos cuenta de que tenemos alas.

Todos tenemos alas. Unos los descubrimos de casualidad. Otras veces pensamos que se nos han atrofiado y en determinadas ocasiones, sentimos la necesidad de que alguien nos recuerde que para volar, hay que agitar con intensidad el peso que tenemos encima y nos impide volar.

Aunque parezca una metáfora, os hablo en primera persona. Me ha pasado. Por eso, el amor, ese AMOR en mayúsculas, es el que te hace volar. El que a pesar de ser dos personas independientes (con todo el historial de vida que acumulamos cada día), deciden emprender un vuelo juntos. Unas veces uno irá delante, otras veces detrás. Unas veces nos colocaremos en paralelo, y otras uno estará encima del otro. Pero nos miraremos y sentiremos que entre todas las casualidades del mundo, esta fue la más bonita.

Porque podemos decir muchas palabras, que se las llevará el viento. Pero cuando estás a su lado y descubres que el reloj parece detenerse a pesar de todas las “obligaciones” que podemos tener cada uno, cuando los ojos brillan con intensidad, cuando sonríes sólo de pensar en esa situación que sólo guardas para los dos, te das cuenta de que la vida está llena de esos momentos, de esos fugaces instantes en los que brindamos con una copa de vino “Por tí. Por nosotros”. Una carta, una mano que se calienta al rozarse con la otra. Unas promesas que en un principio parecen una quimera cumplir, pero que nos hace ilusión imaginar.

Desde luego que no sabemos qué pasará, pero ¿qué más importa ahora después de haber descubierto que tenemos alas? ¿Qué más da cuando tenemos un repertorio de canciones que sin quererlo se han convertido en la banda sonora de esta aventura? ¿Qué más da si me entran ganas de llorar cuando esta canción se convierte en tí y en ese instante en el coche, mientras el resto del caótico mundo vivía en sus prisas, y nosotros rezabamos con detener ese segundo y hacerlo nuestro? ¿Cuántos secretos guardan estos dos corazones al borde del precipicio, sacudiendo las alas para emprender el vuelo?

El amor, nos hace volar, sentirnos vivos. El amor, es no tener que decir nunca “lo siento”. Es admirar del otro hasta su forma peculiar de conjuntarse el pañuelo del cuello con el look que lleva. Es saber que el otro te mira con los ojos encendidos y confiando en su palabra. Son hechos, gestos y confesiones. Son letras grabadas a fuego, tatuajes que nos recuerdan que las casualidades que ni se nos pasaban por la cabeza, podrían ocurrirnos. El amor, es respirar y sentir que el pecho se te queda pequeño.

Y sí, descubrir todo eso, es una de las sensaciones más maravillosas que suceden. Y por eso, merece la pena disfrutar de cada instante de nuestra vida. Porque sabemos que eso tiene fecha de caducidad. Pero como cuando suena tu canción favorita: no te cansas de repetirla, sobretodo, cuando te das cuenta de que antes no lo tenías. Y ahora, es el motor que te impulsa.

Mis mejores deseos en estas fechas tan especiales. Disfrutad cada segundo, saboreadlo como si no se volviera a repetir. No tachéis días del calendario sin haber tenido la sensación de haber reido al menos un par de veces. Echad de menos a alguien. Llamad a quien hacía mucho que no veis. Y sacad tiempo, que todo pasa.

“Y si alguna vez te preguntas que cuanto tiempo es para siempre: a veces, sólo un segundo”. Te Quiero.

Con amor. Inma

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