Equilibrio Mente Cuerpo y Espíritu


“Es más fácil calzarte unas zapatillas que alfombrar toda la tierra”
Anthony de Mello 


Feliz último viernes de Octubre!

Espero que se os esté dándo muy bien estas semanas y sigáis aprendiendo y disfrutando de todo lo que la vida nos ofrece. Porque cuando nos enfocamos en lo positivo, en ser agradecidos, en sentirnos felices y hacer que los demás también lo sean, algo en nuestra mente se transforma y nos sentimos plenos.

He de reconocer que no siempre es fácil, porque vivimos en un “pequeño caos” de vida, donde muchas cosas no son como nos gustarían que fueran, sobretodo en lo que no depende de nosotros. Vemos injusticias, leemos noticias que nos trastoca el corazón, estamos en una sociedad que quizás no es el ideal de cómo nos gustaría. Y podemos adoptar la postura cómoda de quejarnos, o la de ir viendo todo tan negro que terminamos tiznando nuestros pensamientos.

Es cierto. Hay cosas que no dependen de nosotros y no las podemos cambiar, por lo que se hace muy difícil el no involucrarnos de algún modo en ello. Pero sí podemos cambiar nuestra actitud ante determinadas cosas, sí podemos cambiarnos a nosotros mismos. Y eso, al final, nos transforma. 

Encontrar el equilibrio es complicado porque no siempre encontramos ese “momento idóneo”, porque vivimos con prisas, porque hay muchas cosas que hacer que podemos posponer. Sin embargo, cuando  nos paramos un momento y nos equilibramos, empezamos a sentirnos más plenos. Reconocer que no todo está en nuestra mano, pero sí lo que sentimos y cómo reaccionamos a ello.

Hace mucho timpo sentía una necesidad que no era real y era la de intentar agradar a todo el mundo, hacer aquello que hiciera felices a los demás o que los demás esperaban de mí. Cuando lo pensaba sentía un profundo vacío interior porque sentía que no me estaba haciendo feliz a mí misma, me estaba fallando. Y eso me producía un cúmulo de sensaciones porque no disfrutaba de lo que hacía y además me sentía mal. 
Sin embargo, poco a poco empecé a cambiar mi percepción de las cosas y a comprobar que se puede agradar a los demás sin equivocarnos con nosotros mismos. Y es posible que ese cambio implique un rechazo por parte de los demás. Pero si lo piensas, a la larga, te sientes bien contigo porque has hecho lo que debías.

Encontrar un equilibrio, el equilibrio real entre el cuerpo, la mente y el espíritu es un ejercicio que requiere de paciencia y de ajustes. Y todo en la vida y a nuestro alrededor va cambiando, al igual que nosotros, por lo que podemos decir que somos cambio continuo.

Muchas veces hacemos cosas que debemos pero no que queremos. O estamos en una situación que nos quita la paz pero que en el fondo nos hace sentirnos cómodos porque no nos gustan los cambios que no controlamos. Otras veces hacemos una cosa y decimos otra. Y todo ello entra en conflicto con nuestra mente y sin darnos cuenta, nos quitamos la paz. 

Hacer ejercicios de meditación, ser conscientes de lo que hacemos y a dónde nos queremos dirigir, nos ayuda a encontrar ese equilibrio. En ocasiones habrá tormentas, habrá vientos. Pero encontraremos ese lugar, ese remanso de paz que hará alimear nuestro cuerpo, mente y espíritu. Volver al “YO” más esencial. 

Nos leemos en breve. Feliz finde!
Con amor,

Inma


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