Mindfulness: el arte de apreciar cada segundo
Feliz regreso de vacaciones!
¿Qué tal ha ido este tiempo de desconexión y tranquilidad? ¿Habéis aprovechado para disfrutar de cada momento? ¿Habéis sido más conscientes de cada segundo de lo que estábais haciendo? Espero que sí.
Yo he querido hacer muchas cosas, también descansar y hacer todas esas cosas que de forma normal, cada día, por unos motivos u otros no tenemos tiempo o no todo el que nos gustaría. Sin duda, las pausas, el descanso y el relax son muy necesarios. Y en mitad del año, después del curso “escolar” sin parar, es vital para poder retomar con ganas todo lo que nos queda hasta Diciembre.
Qué suerte hemos tenido con un verano tan tranquilo, donde no hemos tenido que lamentar demasiados incendios y a pesar de los acontecimientos que vemos en las noticias, confío en que todo transcurra de la forma más equilibrada posible.
He tenido tiempo para todo: desconectar, trabajar, organizarme, descansar, leer, planificar... Y llenarme de mucha energía y optimismo. Eso no significa ver la vida de color de rosa, sino ver los matices que nos muestra que todo tiene un por qué y que la paciencia es un ingrediente que no puede faltarnos.
Qué suerte hemos tenido con un verano tan tranquilo, donde no hemos tenido que lamentar demasiados incendios y a pesar de los acontecimientos que vemos en las noticias, confío en que todo transcurra de la forma más equilibrada posible.
He tenido tiempo para todo: desconectar, trabajar, organizarme, descansar, leer, planificar... Y llenarme de mucha energía y optimismo. Eso no significa ver la vida de color de rosa, sino ver los matices que nos muestra que todo tiene un por qué y que la paciencia es un ingrediente que no puede faltarnos.
Ya os he hablado en diferentes post sobre el Mindfulness. Para mí se ha convertido en mi vida, aunque hay veces que sí, que se me olvida o lo dejo un poco apartado, pero una vez que lo has interiorizado, no lo piensas tanto, sino que lo haces de forma natural. Sin darme cuenta, hago una breve pausa y me digo “sí, estoy aquí y ahora, estoy practicando mindfulness”.
Nos ponemos a mirar todo lo que nos rodea y nos cuesta ser conscientes del cambio. Nuestra forma de pensar y ver la vida, hace que nos orientemos hacia el optimismo y la felicidad o la desidia y el abatimiento ante lo que no podemos cambiar.
Cierto es que hay muchas cosas de las que nos rodean que no podemos cambiar. Sin embargo cómo nos tomamos eso y la forma que tenemos de reaccionar y actuar ante ello, nos permite (e incluso puede transformar) nuestra consciencia, pues lo podemos ver como un aprendizaje y crecimiento.
Soy de las que piensan que las cosas suceden por algo. Todo tiene un por qué, aunque en un momento concreto pensemos o creamos que no tiene una explicación. Aplicar el mindfulness en esos instantes, nos hace cambiar el chip y ver que a pesar del suceso, ahora es lo que tenemos entre manos. Y todo pasará.
El verano nos hace que tomemos todo con un poco más de calma, que disfrutemos y aprovechemos todo lo que nos rodea, que nos llenemos de vida, de aire, de felicidad, de aprovechar cada instante, de vivir al máximo, porque sabemos que hay un día de regreso. Y aunque después nos da la nostalgia (o el síndrome post vacacional) por esa vuelta a la rutina, tenemos las pilas a tope y vemos las cosas con otro punto de vista.
Espero que hayáis reconectado con vosotros/as mismos/as. La vuelta suele ser un poco pesada a veces, pero nada mejor que recordar lo que hemos vivido y aprovechar el ahora y pensar en lo mucho bueno que está por venir. Porque nada vuelve. Y porque nosotros vamos cambiando. Evolucionando. Creciendo. Madurando.
Respira profundamente y tómate la vida con calma. Todo tiene una explicación. Tú formas parte de esto.
Dedica unos segundos al día, bien al despertar, bien antes de acostarte, para aprovechar y dar las gracias por lo que tienes (y lo que no también). Y cuida tus pensamientos. Muchas veces de ellos, depende nuestra actitud ante la vida.
Nos leemos en breve! Un besazo enorme!
Inma
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