Historias de Amor...





“Confía en lo que sientes más que en lo que debes”
 Deepack Chopra


Feliz viernes!! Ya está el mes de Julio aquí!

Otra semana más que pasa volando. Y como aquel que dice el verano se ha instalado y tendemos a vivir la vida con más tranquilidad, aunque también con algo más de agobio porque el salirse de la rutina, es necesario, pero a veces, cuando llevamos ya mucho tiempo sin “nuestras cosas, no sabemos qué hacer”.

Esta vez me he puesto un poco romántica y he querido aprovechar el post para hablar de algo que siempre nos gusta porque no nos engañemos: vivir enamorados es una sensación maravillosa. Ya os di unas cuantas pinceledas en el post anterior que podéis volver a leer aquí.

Que nos han vendido una idea del amor es una cosa. Que nosotros lo hayamos creído que es algo así, es otra muy diferente. Igual que cuando eres madre siempre te dicen que cada uno es completamente diferente, con el amor y las relaciones para igual. Básicamente porque conocemos personas en etapas de nuestra vida y nos hace cambiar, ver las cosas desde otra perspectiva. Así que lo que has aprendido con una pareja, es diferente a lo que vas a vivir con otra. Lo importante es no perder el entusiasmo.

Que el amor de adolescente es distinto al adulto, es algo que todos hemos experimentado, no cabe duda. Es quizás más intuitivo, más de despertar instintos y de sorprendernos. Así, conforme vamos haciéndonos más mayores, encontramos en el amor, o al menos, eso suele sucedernos, esa persona que nos aporta y nos ayuda. Vivir el amor desde la tranquilidad, desde la serenidad y la cabeza, con las ideas más o menos claras sobre lo que queremos o no, puede hacernos caer en la trampa de que el amor es inalterable con el paso del tiempo.

Hay tantos tipos de amor como personas estamos en el mundo. ¿Acaso no hemos sido nosotros parte de ese cambio en cuanto al amor se refiere?

No considero que exista una única forma de amar que sea la correcta o adecuada. Más que nada porque va a depende mucho de con quién estemos y en qué momento personal nos encontremos nosotros.

Las expectativas, el comparar nuestra relación con la de otros, e incluso con otras que hemos tenido anteriormente, es un grave error que por un lado nos impide avanzar y crecer en la que estamos y por otro lado, frustrarnos y considerar que hay un tipo ideal de relación en la que tenemos que basar la nuestra. No hay fórmulas mágicas y no hay una línea a seguir para que la pareja sea ese “ideal” que tenemos.

Tampoco debemos poner nuestras preocupaciones o ansiedades sobre esa otra persona. Ningún ser merece cargar con nuestras expectativas. Es decir, no podemos esperar que la pareja nos “complete” pero sí que tenga con nosotros una misma filosofía de vida, con quien compartir este presente y también, un futuro no muy lejano.

La pareja es un equipo. Un equipo que rema juntos en la misma dirección. Y está sustentado en el amor, en ese deseo de intimidad, de libertad y de sentirse feliz juntos.
Y en el amor se está siempre en contínuo aprendizaje. Nunca podemos dar todo por sabido, ni por hecho. No es cuestión de regar, sino de estar pendiente.
Porque un abrazo a tiempo, un gesto cariñoso o una palabra adecuada fortalece.

Cierto es que el tiempo va haciendo que el amor, tal y como lo entendimos en ese primer momento, en forma de flechazo o de trabajo constante, va evolucionando (o se estanca), pero es que nosotros también lo hacemos.

El amor es un gran misterio al que todos queremos encontrar. Y en función de cómo te quieres, así tienes la pareja que acompaña. El insulto, el desprecio, la falta de comprensión o de atención no nos hace más que aumentar las ganas de salir corriendo. Con nuestro propio amor a otro lado.

Quien bien te quiere, te lo demostrará. Y tú sabrás que es amor.

Que el amor propio no se pase de moda. Haced de la pareja una vía más de extensión y expansión de vuestro ser, de vuestra forma de ver la vida. Un compañero/a con el que volar juntos.

Mis mejores deseos siempre! Nos leemos la semana que viene!
Con amor,
Inma






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