Curar y cerrar heridas
Feliz domingo! La lluvia sigue y parece que la semana que entra va a seguir más o menos igual, así que nos toca cambiar planes y mirar al cielo antes de salir de casa.
Hoy quería aprovechar para hablaros de algo que considero importante y fundamental para seguir vivos y sobrevivir un poco al caos que nos rodea. Porque raro es el día que no nos cruzamos con noticias, situaciones o historias que nos chocan; bien por difíciles de asimilar, bien porque descubrimos a seres humanos que no lo son. Una realidad que en ocasiones nos sobrepasa y por más que intentemos buscar/encontrar un por qué, no lo hayamos en ningún lugar.
Todos tenemos cicatrices. Y no se si es en vuestro caso, pero yo se exactamente cada una de ellas a qué corresponde. En el fondo, las tenemos ahi para recordarnos que estamos vivos y que hemos salido de esa situación, porque sí, somos más fuertes de lo que creemos.
Esas cicatrices que en su día fueron heridas, nos dolieron. Y nos han dejado una marca personal que nos hacen únicos. Bien ha podido ser una situación cotidiana, bien una más compleja, pero que nos recuerdan que ya no somos iguales.
Porque en cierto modo, nos han enseñado a que tenemos que cumplir con unos estándares de la sociedad que son los aceptables, nos marcan unas pautas, unas normas en las que somos “deseables” para un trabajo, para ser competitivos en la vida, para cumplir con esas expectativas que se supone debemos aspirar para ser felices. Y no, en eso no consiste la vida. Nadie nos ha enseñado a serlo, han sido nuestros aciertos y errores los que nos hacen ser la persona que somos hoy.
Pero hay ocasiones en las que no hay cicatriz, sino herida abierta que no dejamos cicatrizar porque alteramos los tiempos. Porque nos empeñamos una y otra vez en continuar con una determinada situación y no dejamos que eso forme parte de nuestro aprendizaje y de un pasado que ya no nos corresponde. Es quizás la herida más complicada, esa emocional que no termina de dejarnos vivir en paz y con tranquilidad y en definitiva, ser felices. Porque una herida emocional, es la más complicada y dolorosa.
He pasado por determinadas situaciones en mi vida en la que he tenido que obligarme literalmente a cerrarla porque aunque sabía que me costaba, en el fondo, no me hacía ningún bien. Y ha sido el tiempo el que me ha enseñado que hice bien, y hoy, es sólo una anécdota más para contar, pero también, un escalón más que hemos pasado y del que debemos sentirnos orgulosos/as.
Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Lo importante no es cómo lo llames, sino en dejar ir esa parte de ti que ya no forma parte de tu vida.
Todos sabemos cuándo es el momento de cerrar una etapa de la vida y empezar otra. Cuándo toca ser fuertes y continuar con esa cicatriz. Más o menos visibles, todos las tenemos. Y nos hace seres perfectamente imperfectos.
Hay una película que vi hace muchos años. Me marcó tanto, que se ha convertido en una de mis favoritas.
Os dejo aquí un pequeño fragmento, que supone ser consciente de que al fin y al cabo, estamos aquí para ser felices. No te detengas! Disrfruta de cada día.
Feliz Domingo!
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