Silencio


“Algunos encuentran el silencio insoportable,
Porque tienen demasiado ruido dentro de ellos”
Robert Fripp

Como os dije en el post anterior (que podéis volver a leer haciendo clic aquí), la Navidad me parece un tiempo de reflexión profundo y con un toque de magia que la hace aún más especial. Haciendo un pequeño balance sobre cómo se ha dado este año que está casi llegando a su fin, descubro que, irremediablemente, he cambiado. Había muchas cosas en mí que quizás, han dejado su huella, su enseñanza y ahora, ya no forman parte de mí y como tal, se han marchado, dejandome, eso sí, con la lección aprendida. 

Los cambios, en ocasiones nos vienen impuestos, y aunque parezca que tenemos que resignarnos y aceptarlos como tal, no dudo que vienen porque estamos preparados para poder afrontarlos. Porque no hay evolución sin revolución. Y como os decía, haciendo una revisión de cómo ha ido este año 2017 que paso a paso va  llegando a su fin, descubro otra nueva “yo” que en ocasiones me sorprende, porque he sido capaz de cambiar ese “yo nunca...” por un nuevo “...de momento”. Y aunque parezca sorprendente, la vida te va dando esos toquecitos en la espalda, te recuerda que hay muchas cosas todavía por hacer y que no podemos cerrarnos en banda a algo, a alguien, a aceptar o dejar ir, a desprendernos de aquello que irremediablemente ya no somos nosotros. Al igual que esa ropa que dejamos abandonada en un cajón o que tiramos a la basura, o que dejamos en algún contenedor de la Caridad, por más cariño que podamos tenerlo, efectivamente, ya no nos pertenece.

Porque hay miedos que nos invaden, porque hay sueños que queremos ver cumplidos y no conseguimos verlos en el horizonte próximo, porque quizás nos ha faltado fuerza de voluntadad o un empuje, porque nos quejamos del presente que tenemos pero nos falta decisión para ponernos en marcha. En cierto modo, todo eso he podido ver y comprobar de primera mano que, cuando surge de dentro hacia fuera, la vida emerge sin duda y con ello, todo lo que eso significa. 

Y si hay algo que he conseguido comprender a lo largo de este año, entre otras cosas, es la importancia de vivir rodeados de silencio. Aunque suene contradictorio, en esta vida que llevamos tan agitada, tan movida, donde se nos presentan múltiples opciones de películas con cientos de canales, de redes sociales donde contar nuestras vidas (la que nos gustaría, la que vivimos, la que nos acerca más a otras personas con las mismas inquietudes), de personas con las que rodearnos, de montañas de ropa que podemos conseguir a golpe de clic, que debemos cambiar cada cierto tiempo porque nos crean esa “ansiedad” de poseerlo, de tenerlo al instante. De tener todo aquello que nos parece deseable, que seguro necesitamos por encima de todo, porque son “caprichos que nos podemos permitir, porque sólo vivimos una vez en la vida”. Todo ello nos hace ser personas ansiosas por querer acaparar lo que nos rodea, por dejar a un lado quizás, ese vacío, esa necesidad que de otro modo se nos haría mucho más patente. Al final, estamos conectados a otra realidad que nos aleja de aquella donde realmente tenemos nuestros pies. Vivimos una realidad paralela de “lo quiero y lo necesito ya”. 

Silencio. Efectivamente, tal y como os decía, es algo que he descubierto mucho más a fondo este año.  Sentir que podemos vivir desde fuera hacia dentro, como cerrando esa puertecita al universo para abrirla al que podemos crear nosotros. A disfrutar de esas pequeñas cosas de la vida, a disfrutar de un buen libro, de una buena charla, de un paseo entre el mundanal ruido, a ese olor que nos encanta porque nos transporta a un luagr, o nos recuerda a una persona. Suena tan cotidiano que lo hemos dejado a un lado. Y si os decía que la vida emerge de dentro hacia fuera, también es posible una vida distinta de fuera hacia dentro. Tomando todo lo que nos rodea como parte de lo que somos.

Sentarnos a contemplar el silencio, a escuchar lo que queremos realmente, a cuestionarnos todo y a poner patas arriba lo que ya dábamos por sentado. Escuchar nuestra respiración, tan necesaria, que nos mantiene vivos, a sentir que cada día vamos creando algo diferente, vamos dejando pasos en nuestro camino, huellas que nos llevan a donde queremos y deseamos llegar. Qué poco llegamos a valorar el silencio y qué desterrado lo tenemos de nuestras vidas y qué necesario se hace para crecer.

Estoy preparando mis nuevos propósitos que espero cumplir este nuevo año. Es tiempo de hacerlo en silencio, de saber dónde deseamos ir. Los comparto en un próximo post que será, el último de este año 2017, que sin duda, está siendo tan especial y bonito.

Con amor,

Inma


Comentarios

Entradas populares