Amar y ser Luz


         

“Cuando estás emocionalmente libre, 
haces que otras personas se sientan cómodas y felices junto a tí”
Deepak Chopra


Feliz jueves de nuevo!

Otra semana que se ha pasado volando casi. Y no me he dado cuenta de que el mes de Junio está a la vuelta de la esquina y el tiempo sigue a su aire, con días de sol, nublados, lluviosos... Pero bueno, nos adaptamos y aunque un poquito de resignación nos invade, creo que en demasiadas ocasiones he escuchado eso de “ya está bien tanta agua”. Será que aquí en el sur, no estamos acostumbrados a este tiempo. Será que somos más de sol. 

Lo cierto es que esa frase que se ha convertido casi en un mantra que escucho con demasiada frecuencia, me hizo pensar y reflexionar sobre los excesos, los deseos y el mostrarnos como somos.

Veréis, hace unas semanas me llegó por WhatsApp una imagen de una planta marchitada y una botella de agua al lado con una frase que venía a decir que hasta lo bueno en exceso, puede ser perjudicial. Aquello me hizo sin duda que pensar, pues, en ese contexto, tenía toda la razón, las plantas necesitan agua para vivir, pero sabemos que hasta la tierra tiene un tope.

Esto, lo extrapolé al ámbito de las relaciones, de los amigos, de la familia. Al final, aunque sea bueno, los consejos, la ayuda, las palabras etc, tienen un límite. Todo en la vida es mejor en su justa medida.

Bien, tras esta pequeña reflexión, hoy os venía a hablar en el Blog sobre el Amor. Aunque hablar de este tema siempre da para mucho y tampoco tengo intención de extenderme demasiado, lo cierto es que la primavera es ese tiempo en el que también se producen cambios, donde florecen los árboles, los animalillos salen a cortejarse y los humanos tenemos más alergias entre otras cosas. Al fin y al cabo, es una estación que nos invita a prepararnos para el calor, al descanso, a salir y contemplar los largos días y los atardeceres. Cada estación tiene su encanto.

Parece que la primaver invita a enamorarse. Invita a disfrutar del sol templado, de las tardes leyendo o paseando, de esa sensación de tener a alguien con quien compartir esos instantes, en ocasiones tan efímeros de nuestra vida.

Precisamente por ser seres sociales y vivir en comunidad, aunque sean necesarios esos tiempos de pausa y desconexión del mundo exterior para reconectar con nuestro “yo” interior, también es vital compartir con seres nuestra existencia. Puede que ahí resida en parte el éxito de las redes sociales, pues mostramos al mundo que en el fondo, estamos ahí, nos hacemos más presentes para el resto y además, llegamos a recibir algo a cambio, en forma de “Like”. Es algo así como: “ya sabes que estoy aquí, así, me haces sentir más especial”.

Aunque este tema de las redes sociales da para otro post, el aprecio, la amistad, el cariño y el reconocimiento son necesarios para nuestra existencia. Y es por ello que el amor, se hace tan importante en nuestra vida.

La gran mayoría somos seres llenos de amor. Esas cuatro letras que son uno de los mayores poderes que tenemos las personas: dar amor y recibir amor. Ser luz y dar luz. Y en los días en lo que todo es gris, saber que hay ahí una persona a nuestro lado que nos ayuda, nos apoya y hasta somos luz para él o ella, nos hace sentirnos reconocidos.

Considero que hay muchas cosas que no nos enseñan en el colegio o la escuela, como el AMOR. Nos han vendido historias, estereotipos sobre un amor cursi, romántico, casi desvalido donde necesitamos a otro ser que nos complemente, encontrar esa parte que nos falta. Eso es un amor inconcluso, que anda errante sin rumbo. Y así, podemos llegar a tener a nuestro lado migajas de amor, mendigar cariño porque mejor algo que nada. Y obviamente, cuando pasa el romanticismo, nos encontramos vacíos, faltos. En nada se parece a eso que nos habían dicho que deberíamos sentir, de mariposas, fuegos artificiales o pensamientos recurrentes hacia la persona amada.

Amar desde la tranquilidad, desde la paz de un compañero/a de vida que nos aporte esa luz, esa calma, esa serenidad, un proyecto en común, donde no precisamente hay que coincidir completamente, pero sí donde hay respeto, cariño y hasta admiración mutua. Porque soy capaz de ver en tí eso que no hay en mí. Porque soy capaz de comprender aquello que yo no soy.

Hay muchas personas en pareja que por rutina, costumbre o circunstancias complejas tienen a su lado a una persona. Se cuestionan si el amor, tiene fecha de caducidad. NO. Cuando tú amas algo o alguien no sientes que dejes de quererlo, quizás cambias el grado de intensidad por circunstancias en la vida, pero el AMOR, el de verdad, está ahí. Siempre.

Por poner un ejemplo: cuando tienes el primer hijo piensas que no vas a querer a nadie más en el mundo. Crees y limitas ese amor que tú puedes dar, pues nos han hecho creer que tenemos un tope. Y cuando te conviertes en madre por segunda vez, te das cuenta de que ese amor se ha multiplicado y crecido. Obviamente se vive todo desde otro punto de vista, pero los quieres igualmente. O si adoptas a una mascota, te das cuenta de que el corazón se multiplica y todos forman parte de tí.

Con el amor hacia una pareja sucede igual. Aunque esto sí, hay que cuidarlo. Todo supone un cambio, al igual que las estaciones. Habrá momentos donde el amor florezca y otros donde parezca que está en las últimas. Y sin embargo, un poco de luz y de agua, algo de paciencia, hará que el amor, siga fluyendo por nuestros cuerpos.

Que haya siempre mucho amor en vosotros y en todo lo que hagáis. Sed luz!

Nos leemos en breve! Un beso!

Inma

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