Miedos y prejuicios: Sentimiento de culpabilidad



“No soy producto de mis circunstancias, soy producto de mis decisiones”
Steven Covey

Otra semana que empieza, con la misma ilusión de quien empieza una libreta nueva y quiere que no haya tachones, la cuida al máximo y desea que esté siempre así. Pero todos sabemos que eso tiene fecha de caducidad yq ue vendrá el día en el que nos equivocaremos, que doblaremos sin querer una esquina... La vida misma, no hay más.

Hoy os traigo una reflexión que ha venido dada por unos comentarios que realizó una mamá y que me dejaron pensando un rato. “Desde pequeños nos acostumbran al NO: no toques esto, eso no, no te metas eso en la boca, no, hay que ponerse el abrigo, no me escuchas?...” Y al final, aprendemos que hay que NO hacer cosas para hacer lo que hay que hacer. Salvando las distancias, y sin entrar en temas de educación o enseñanza (que no es mi misión aquí), resulta que crecemos más con negativas y restricciones que con refuerzos positivos y enseñanzas inclusivas.

En este caso, hablando desde la voz de mujer, nos hacemos mayores y adquirimos responsabilidades que siguen en cierto modo reproduciendo ese “NO” en forma de culpabilidad. Porque podemos pero no debemos. Nosotras no somos nuestra prioridad. Y cuando te conviertes en madre, se acentúa aún más. Te gustaria tomarte una tarde para tí, pero no. Te encantaría comprarte ese conjunto que tanto te gusta, pero no. Hace tiempo que deseas tomar un café con una amiga que hace tiempo que no ves, pero no. Y nos hacen sentirnos culpables si encontramos ese equilibrio, si renunciamos a lo que los demás esperan de nosotros, si dejamos por unas horas aunque sea de ser la obligación de los demás y somos la prioridad nuestra. 

En cierto modo, ese NO se nos repite a lo largo del tiempo y hay veces que no sabemos cortar a tiempo. Y tan importante es saber decir que NO como saber decir que SÍ. Como digo, hay que saber esuchar más a nuestro corazón, esa intuición que a veces la tenemos dormida y que es la brújula que nos ayuda a tomar decisiones. 

Sentirse culpable es el resultado de no haber alineado los pensamientos, el corazón y la acción en armonía. De vez en cuanto es necesario darse un capricho. Y no sentirte culpable por tomarte un bombón de chocolate, decir que no a una comida que no te apetece o decir que sí a dejar para mañana terminar un trabajo. 

Encontrar el equilibrio es también parte de la cuestión. Os aseguro que cuando empezáis a vivir en armonía entre lo que queréis, lo que deseaís y lo que necesitáis, todo empieza a fluir.

Tengo una caja de luz o Light Box que me compré y en la que pongo frases o palabras que no quiero olvidar. La tengo en el dormitorio y me recuerda nada más despertar esa palabra. Si hasta hace unos días la que tenía era “Fluir”, ahora es “Confiar”. En una misma, en su intuición, en su propio equilibrio y en sus deseos. Porque el tiempo pasa, muy rápido y al final, si hay una persona que siempre está ahí eres tú misma. Y si no estás para ti, dificilmente vas a saber y poder estar para el resto.

Nos leemos la semana que viene! Confiad en vuestra intuición y no tengáis miedo! 
Con amor,

Inma 

Comentarios

Entradas populares