Mujeres al poder

No deseo que las mujeres tengan más poder que los hombres, 

sino que tengan más poder sobre sí mismas. 

Mary Shelley

Llevaba un tiempo queriendo escribir sobre esto. Mi intención no es hacer apologías a nada, ni crear ningún tipo de conflicto o discusión absurda. Sólo quiero crear conciencia y por qué no, una pequeña reflexión sobre uno de los seres más maravillosos que habitan en el planeta: la mujer.

Creo que podemos sentirnos afortunadas por todo lo que hemos conseguido, pero sin duda, queda mucho por avanzar aún. Y creo que debemos ser nosotras mismas las que demos ese impulso, como ya hacen mujeres que de forma anónima y otras no tanto, ponen su aportación a la verdadera igualdad de sexos.

Porque efectivamente, hablamos de igualdad, pero biológicamente, no lo somos. Claro está que el sexo, nos cataloga y nos distingue desde que estamos en el vientre de nuestra madre. Ya, sin saberlo, esperan de nosotras una determinada forma de ser, de actuar y de comportarnos. Recae una cierta etiqueta que nos condiciona de algún modo, aunque a simple vista, sea absurdo. Podría estar hablando sobre este tema y daría para mucho más, pero mi intención no es esa. No es hablar sobre los condicionantes sociales, sobre la barrera de la edad que en cierto modo pesa más sobre nosotras, ni sobre ese techo de cristal que nos pone en una balanza si alcanzar nuestras metas profesionales a base de retrasar la edad de ser madres (quien quiera serlo, porque no todas las mujeres quieren), sobre por qué en la publicidad o en el cine, a partir de cierta edad ya no encajas y tienes que dar un determinado perfil. Ni esa lacra social que por fortuna se va poco a poco despejando. No, mi idea no es comentar sobre ello.

Una mujer, a día de hoy, sigue cobrando menos por el mismo puesto de trabajo. Si el dinero sigue siendo un condicionante, lo tendremos más complicado a la hora de poder valernos por nosotras mismas, pero no nos rendimos. 

La violencia de género sigue estando ahí. Cada vez que suma una víctima más, todas las demás mujeres, morimos en parte con ella. Asesinos a los que les cuesta muy poco cargarse una mujer, porque la justicia, los pone al poco tiempo en la calle en el peor de los casos. Una pulsera telemática no es la solución, ni tener perros guardianes, ni policías para ellas, aunque ayuden mucho. 

Haría falta sentarse con esos hombres que aún piensan que las mujeres, somos un ser inferior, débil, sensible y ñoño, algo cursi y que tienen que estar siempre disponibles y guadas para enamorar, dispuestas a complacer al hombre. Menos mal que eso, ya quedó atrás, aunque algo maravilloso y expectacular siga siendo “la polla” y algo aburrido, cansino o que produce hartazgo sea un “coñazo”. Menos mal que la RAE, considera cambiar la definición de mujer como sexo débil, pero sigue definiendola como “que tiene las cualidades consideradas femeninas por excelencia.” Aunque a mí, y creo que a vosotras tampoco os haya preguntado que es eso de la “excelencia”. 

¡Qué suerte tenemos las mujeres, precisamente, por ser fuertes dentro y fuera de casa! Por emplearnos y trabajar en casa, tan poco remunerado y tan desagradecido a veces. Porque las auxiliares de ayuda a domicilio o empleadas domésticas, siguen siendo eminentemente femeninas, las mismas que luego siguen haciendo las tareas de su casa y sacando más vidas adelante. Las que la biblia se refiere a que “parirán con dolor”, porque lo llevamos escrito en nuestros genes. ¡Qué suerte tenemos de poder decidir hoy qué podemos estudiar, y no esperar a encontrar a un buen hombre que fuera nuestro tutor, pasando de las manos de nuestro padre a nuestro esposo, como si de una herencia nos trataran. Y poder hacer trabajos considerados de hombres: taxistas, electricistas, médicas, fotógrafas, albañiles, jueces, y así un largo etc. Y no, no considero que poner una A al final de cada profesión me visibilice, lo hace más las mismas condiciones salariales, que no me pregunten en una entrevista de trabajo si tengo hijos o tengo pensado tenerlos cuando me vean en edad, porque parezco menos deseable si me doy pronto de baja por maternidad o tengo que ausentarme del colegio por llevar al niño al médico, algo que por cierto, puede hacer el padre (en el caso de que lo haya) de igual modo. Porque hoy día, una mujer no necesita un hombre para formar una familia, tenemos esa opción, y no es un estigma. Lo llevamos haciendo muchos años, y no, no es una novedad de hoy, aunque se haya normalizado. 

Que hay mujeres que se enamoran de mujeres y se casan. ¿Quién ha dicho que el amor tiene límites? Pues eso, ¡que viva el amor!

Todas las mujeres que están trabajando desde su ámbito por aportar su granito de arena por una sociedad más justa e igualitaria, desde la mamá en su casa educando igual a hijos e hijas, por esa maestra y esos maestros que en el colegio y la escuela, les enseñan a ser buenas persona, la que está en un laboratorio para erradicar por ejemplo el cáncer de mama, la juez que manda a prisión a quien ose a poner la mano encima y a amenazar a su mujer delante de los niños, por la pintora que muestra su visión abstracta del mundo o la política que vote a favor de una realidad femenina de corazón y no sólo en campaña electoral.

Que no todo es de color de rosa. A las mujeres también nos gusta el azul, el verde o el amarillo. Pero que lo mismo que digo que hay hombres que manchan el nombre de los demás, hay mujeres que no representan a las demás.

Quiero terminar el post de hoy, con una breve reflexión: Si la sociedad no te influyera, si todo ello que nos condiciona, que nos estereotipa y que nos machaca sin cesar no existiera: ¿Estarías haciendo las cosas como las haces? ¿Dirías lo que piensas? ¿Te comportarías del mismo modo si no te señalaran? Vida sólo hay una. Recuerda que eres un ser valioso. Nadie merece tus lágirmas, porque quien bien te quiere, te hará reír, te hará el amor y te hará sentir lo que realmente eres: única.

Por todas las valientes a las que le apagaron sus voz. Por las que a pesar de que le intenten tapar la boca, gritan aún más fuerte. Por las muchas luchadoras que apartan a los que no aportan.

Nos leemos en breve.

Inma